Historia del comercio | Olga de Sandoval (Antiguitats Olga de Sandoval)
Dicen que el stock de un anticuario son sus equivocaciones y que un anticuario es quien empieza con 1.000€ y una silla y acaba con 1.000 sillas y un euro. Quizá por eso, Olga nunca se queda nada de lo que pasa por la tienda.
La historia de este anticuario comienza fuera de Barcelona, en Santes Creus. Fue la madre de Olga quien inició el proyecto y quien, al quedarse viuda decidió continuar el negocio en la ciudad condal, en lo que entonces era considerado como el barrio de los anticuarios –había unos setenta–. Al jubilarse, en los años noventa, Olga tomó las riendas del negocio familiar.
Actualmente, es un anticuario en el que encontramos singulares piezas para todos los públicos, jóvenes y mayores: desde una taza de 20€ hasta una exclusiva pieza del siglo XV. Lo que les gusta es sobre todo estar cercanos con el cliente, tanto con los más jóvenes que se llevan una pequeña pieza como con los grandes compradores. En cuanto a los turistas, no son el público principal, aunque ayudan, pero el cliente principal es eminentemente local.
¿Cómo llega un objeto? En Barcelona, el fondo es inagotable, continuamente aparece género nuevo. Siempre adquieren colecciones particulares. De todo un piso, por ejemplo, se quedan un 20% y el resto acude al mercado secundario. Sin embargo, sienten predilección por la Alta Época –siglos XIV, XV, XVI, XVII–, una época difícil pero que Olga reconoce que le gusta mucho. Hablamos sobre todo de vidrio y cerámica catalana.
En redes sociales, prefieren mantener un perfil bajo, por eso, si desea saber qué tienen, tendrá que acercarse hasta el número 21 de la calle Banys Nous. “No me gusta publicitar las cosas porque es bastante complicado. El anticuariado y las redes son bastante divergentes. Además, los clientes quieren las prendas en primicia y si las ven por Internet cuesta más que las compren”.
Anécdotas tienen muchas, casi una por día. La última: ayer se llevaron una figurita de los Reyes Magos que en algún momento perdió la cabeza y alguien le sustituyó por una piedra. Y otra: alguien confundido, pregunta por el precio de los candados que tienen en la puerta para cerrar la tienda.
De cara al futuro, la idea es continuar como hasta ahora porque el método funciona. «No seremos los más ricos de la ciudad, pero tampoco los más pobres, porque nos encanta comprar, nos encanta vender y procuramos vender todos los días».
¿Quién es Gino Rubert?
Soy un artista que empieza a entrar ya en una zona de artista grande, de media carrera algo mayor que por fortuna ha logrado ir sobreviviendo de su pintura, algo raro. Me siento muy afortunado. Siempre he intentado que sea un trabajo que guste, que entre por los ojos y que todo el mundo entienda, que sea accesible y que sea bonito, cosas que a veces los artistas no tenemos en cuenta, a veces hacemos un trabajo que parece sólo para las instituciones o para que interese a ciertos comisarios o directores de museos. Yo, a diferencia de otros artistas, he vivido siempre del coleccionismo y no de las instituciones, que en Barcelona es poco usual. Ha sido en parte gracias a la relación con coleccionistas particulares que llevan años siguiéndome y me han ido comprando, de aquí o internacionales.
Come into my World
Come into my World
2021
Mixta sobre lienzo e iluminación LED
81cm x 60 cm
Ahora estoy probando los cuadros de luz, que es algo que me divierte mucho y que ha tenido mucho éxito. La pintura presentada es la última terminada. Por temática, creo que en un anticuario es perfecto, es una imagen atemporal, es una chica entre una cortina. Es un desnudo, que tiene algo clásico. Cromática y formalmente es muy austera, pero tiene ese plus de la tecnología que hace que la imagen aparezca y desaparezca, que la hace muy atractiva.
En el reencuentro entre artistas y comerciantes existe cierta dimensión utópica, porque son dos naturalezas diferentes, dos formas de vivir la vida diferentes, y en un sentido es utópico el entendimiento real. Pienso en la relación con mi hermano, que es funcionario, somos tan diferentes, no ya porque sea más o menos creativo que él, por una elección personal y por unas circunstancias que lo han permitido y porque he escogido un tipo de vida muy diferente.
En un sentido, si que el punto de reencuentro tiene mucho que ver en que el pequeño comerciante ha sido quien ha generado el coleccionismo, es el que ha cuidado y ha permitido que se muestre la obra de estos artistas de una o otra forma, ya sean pinturas o cerámicas. En este sentido sí que hay un reencuentro natural que es bonito y que en Barcelona, sobre todo en el Casc Antic, la Barcelona Comtal, sigue muy presente.